Corridos, fiestas y excesos lo llevaron a la Cárcel; ahora «El Nini» se ampara por cuarta vez contra extradición

«Culiacán le brindaba la mano, se enclicó y se fajó su pistola cuando apenas tenía 18 años. Así es como comienza la historia de El Nini con los hijos de El Chapo».

Corridos, fiestas y excesos lo llevaron a la Cárcel; ahora El Nini se ampara por cuarta vez contra extradición

Se escucha en un corrido que los Tucanes de Tijuana dedicaron a Néstor Isidro Pérez Salas y que estrenó el miércoles 22 de noviembre de 2023.  Ese mismo día, autoridades federales desplegaron un intenso operativo en la capital sinaloense con el objetivo de aprehender a quien se desempeñaba como jefe de seguridad de Los Chapitos, la poderosa facción del Cártel de Sinaloa que encabezan los hijos de Joaquín Guzmán Loera.

Actualmente Néstor Isidro Pérez Salas se encuentra recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México, desde donde su equipo de defensores legales han promovido al menos cuatro amparos para frenar su extradición a Estados Unidos.

El recurso legal más reciente que sus abogados promovieron fue ante el Juzgado Segundo de Distrito de Amparo en Materia Penal de la Ciudad de México y el trámite fue admitido por su titular, Paloma Xiomara González.

La ardua batalla legal que El Nini libra desde el también llamado Penal del Altiplano ha vuelto a avivar las dudas sobre su detención pues, a diferencia de los operativos en los que se intentó -y se logró- la detención de Ovidio Guzmán López, esa tarde en Culiacán ningún sicario del Cártel de Sinaloa o de Los Chapitos generó disturbios, por lo que Néstor Isidro Pérez Salas fue trasladado sin ningún percance hasta la Ciudad de México.

A raíz de su aprehensión y traslado, las especulaciones sobre su captura no se hicieron esperar. Una de ellas apuntó a que Los Chapitos habrían estado de acuerdo con la detención de su jefe de seguridad y que, incluso, Óscar Noé Medina González -alias Panu- había dado la orden a hombres del Cártel de Sinaloa de no intervenir en su captura.

En abril del 2023, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y sus distintas agencias de seguridad encabezaron una conferencia de prensa para anunciar acusaciones en contra de cuatro de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y más de una veintena de sus socios.

Los Chapitos fueron acusados por autoridades federales de encabezar lo que consideran la operación de tráfico de fentanilo más grande y prolífica del mundo, la cual ha dejado más de 100 mil muertos por sobredosis en su territorio.

Con la justicia estadunidense ‘pisándole los talones’ a los hijos de El Chapo Guzmán, a sus principales socios y lugartenientes, mantener un perfil bajo resultaba crucial para la facción del Cártel de Sinaloa por lo que tomaron acciones como detener la producción de fentanilo o, incluso, enviar una carta un noticiero nacional para “aclarar algunos puntos” y deslindarse de los señalamientos en su contra.

Si bien algunos de sus socios más importantes acataron las instrucciones de sus líderes, dentro de su círculo más cercano un sanguinario lugarteniente continuó ostentando su lujoso estilo de vida y la impunidad de la que gozó durante al menos una década. Todo pronto cambiaría.

De acuerdo con un informe militar Néstor Isidro Pérez Salas llevaba desobedeciendo a sus jefes al menos seis meses, pasando por alto sus peticiones de prudencia para “no calentar la plaza”.

Entre exuberantes fiestas realizadas al norte de Culiacán, paseos en vehículos de alta gama y su vínculo con uno de los cantantes más populares del momento, El Nini disfrutaba de aquel estilo de vida estereotipado de capo del narcotráfico al que más de uno aspira a tener, hasta que su destino lo alcanzó.

El documento elaborado por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) da cuenta de que, el día de su detención, El Nini relajó su estricto protocolo de seguridad para celebrar a lo grande el estreno de un corrido que mandó a componerse con los Tucanes de Tijuana, una agrupación que ha sido vinculada en más de una ocasión con la delincuencia organizada.

«No le teme ni a los más malditos, darles guerra es a lo que más le sabe. Reventándoles casas y puntos, esa fue estrategia y la clave, La Chapiza trae muy buen equipo, lanzacohetes, también antitanques, R-15 y cuernos de chivo; lanzapapas, M2 y Barret, Minimis y armas de todo tipo y en blindadas patrullan las calles», se escucha en una segunda parte del corrido de los Tucanes de Tijuana recién estrenado.

Néstor Isidro Pérez Salas se obsesionó con que la aclamada agrupación le dedicara un corrido, no obstante, no era el único grupo o cantante de regional mexicano con el que el jefe de seguridad de Los Chapitos mantenía contacto.

Ya que en una entrevista que concedió Dámaso López Serrano, alias Mini Lic, el ex amigo y socio de los hijos de Guzmán Loera aseguró que El Nini tiene una estrecha relación con el fenómeno de corridos tumbados Peso Pluma.

“Sí, más que nada con Nini… va, le toca, tienen comunicación, favores, como cualquier favor. Ya sea como que ‘préstame un auto’, ‘golpea a aquel’, porque te digo, a veces los músicos se creen que son otra cosa (narcos) y no entienden que hay una barrera, que ellos son músicos, y otros que son políticos o son narcotraficantes», declaró Mini Lic.

Aquel vínculo con el intérprete de El Azul despertó en Néstor Isidro Pérez Salas un interés por atraer fama y reconocimiento, factores que para nada combinan con su trayectoria criminal y mucho menos cuando su rostro y nombre aparecían en la lista de los fugitivos más buscados de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

“La ambición no es buena consejera”

A lo largo de décadas, México ha sido testigo del ascenso y declive de múltiples personalidades del mundo del narcotráfico. Desde grandes capos como Miguel Ángel Félix Gallardo o Joaquín El Chapo Guzmán hasta algunos más contemporáneos como José Antonio Yépez Ortiz, El Marro.

A algunos la muerte los ha alcanzado intentando evadir a las autoridades o en conflictos con grupos rivales y muchos otros su destino lo han encontrado entre rejas. No obstante, entre las múltiples constantes existe una excepción y su nombre es Ismael Zambada García.

Mejor conocido como El Mayo, a sus más de 70 años el cofundador del Cártel de Sinaloa se ha consolidado como el único narcotraficante de la ‘Vieja Guardia’ en nunca haber sido detenido. ¿Su secreto? El bajo perfil que ha procurado mantener desde el inicio de su trayectoria delictiva.

Allegados al capo sinaloense han declarado en más de una ocasión que El Mayo Zambada suele moverse únicamente en las entrañas de sierra, no utiliza carros de alta gama o ropa de marcas de lujo, factores que han caracterizado a la nueva generación de ‘narcojuniors’.

Del mismo modo, Ismael Zambada García se ha caracterizado por su audacia e inteligencia para establecer negocios, apostando siempre al diálogo y la diplomacia antes que a la guerra. Sin embargo, de ser necesario, El Mayo cuenta también con múltiples brazos armados a su servicio.

Aquellas características que se convirtieron en el sello personal del cofundador del Cártel de Sinaloa y sus allegados fueron precisamente cualidades que le faltaron a Néstor Isidro Pérez Salas para escalar un peldaño más dentro de la organización delictiva.

Y es que, si bien El Nini destacó por su agilidad, entrenamiento bélico y sanguinario instinto asesino, su ambición por el poder y el reconocimiento generó conflictos y descontentos entre altos miembros de la organización delictiva, tal y como lo relató Dámaso Serrano López.

Mini Lic señaló en la citada entrevista que Néstor Isidro Pérez Salas le pidió trabajo durante su adolescencia, no obstante, el viejo socio de Los Chapitos se negó a contratarlo por su acelerada actitud y joven apariencia.

«Lo que sea de cada quién, porque yo acepto, lo mandaban a hacer cosas y las hacía. ‘¡Mata a aquel!’, y decía ‘sí’, no preguntaba ni porqué o cómo, él solo iba y lo hacía. Entonces Iván lo jaló con él”, relató el Mini Lic.

La brutalidad que demostró El Nini para operar bajo las órdenes de Los Chapitos llevó a Dámaso López Serrano a considerarlo como «un trastornado que asesina por puro pasatiempo».

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Pese a ello, otro poderoso y antiguo lugarteniente del Cártel de Sinaloa, Óscar Noé Medina González, Panu, contrató a aquel joven que aspiraba a tener el estilo de vida acelerado hasta que sus mismos arrebatos y desobediencias lo llevaron a enfrentar su destino en prisión y muy posiblemente en Estados Unidos, donde es reclamado por sus atroces crímenes.

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