En la década de los 90, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán comenzaba a disfrutar de su acenso dentro del negocio internacional de las drogas.
El entonces sinaloense, que de igual manera apenas había entrado al escalón de los 30 años de edad, era descrito como un hombre ambicioso y un tanto descuidado, dos rasgos de su personalidad que lo llevarían a su primera detención el 9 de junio de 1993. Aquel día reconoció estar en el negocio de las drogas, pero horas más tarde tuvo que cambiar su declaración.
La primera vez que Guzmán Loera fue atrapado por las autoridades ocurrió entre la frontera de Guatemala y México, cerca de Chiapas. En ese entonces el otrora narcotraficante no era buscado en sí por el tráfico de narcóticos, sino por haber sido señalado como el corresponsable del homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo tras un enfrentamiento con el Cártel de los Arellano Félix.
Fue trasladado en un avión Boeing 727 al Aeropuerto Internacional de Toluca, en el Estado de México y, para esa misma noche, fue ingresado al Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) Número 1, conocido mayormente en ese entonces como el penal de Almoloya de Juárez.
De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, experta en temas de seguridad y narcotráfico, durante el viaje Guzmán Loera reconoció ser integrante de un cártel de drogas y reveló varios secretos que a su vez salpicaban a funcionarios locales, estatales y federales. Más tarde se dio cuenta de que lo que había hecho fue un error.
A su llegada al penal de máxima seguridad de México, y derivado de la magnitud de las declaraciones que había hecho, fue amenazado: o cooperaba con las autoridades y cambiaba todo lo que había comentado en el avión o se despedía de la vida.
‘El Chapo’ optó por la segunda opción.
‘El Chapo’ negó sus vínculos con el narcotráfico
Ante una agente del Ministerio Público Federal (MPF), ‘El Chapo’ aseguró ser un agricultor y un hombre que se dedicaba al comercio. Su declaración no fue del todo falsa, pues desde edad temprana comenzó en la siembra de marihuana y amapola. Sin embargo, frente a las autoridades indicó dedicarse a la del maíz y el frijol.
Tras brindar su nombre, edad y ocupación, Guzmán Loera reveló estar casado, haber estudiado hasta tercer grado de primaria y ser originario de Culiacán, Sinaloa ―aunque nació en Badiraguato―.
“Soy católico y padre de cuatro hijos. Soy hijo de Emilio Guzmán Bustillos y Consuelo Loera Pérez. Tengo ingresos mensuales de casi 20 mil pesos sin entradas extras”, agregó a su declaración, según detalla Hernández en su libro ‘Los Señores del Narco’.
El informe sobre el interrogatorio de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), del cual ya no hay rastro alguno, también evidenció que ‘El Chapo’ sostuvo en reiteradas ocasiones haberse dedicado a la agricultura toda su vida, por lo que rechazó enfáticamente tener relación alguna con el negocio de las drogas.
“Toda mi vida me he dedicado a la agricultura. Desde que nací he vivido en Culiacán y hasta 1984 me fui a vivir a Guadalajara. Ahí viví hasta 1992, hasta que me regrese a vivir a Culiacán porque me quiso matar una familia de apellido Arellano Félix”, se leía en el documento.
Al respecto de todos los narcotraficantes que también nacieron en Badiraguato o en algún punto del llamado ‘Triángulo Dorado’, ‘El Chapo’ afirmó haber conocido a unos cuantos, aunque dijo desconocer a qué se dedicaban.
Tal fue el caso de Rafael Caro Quintero, cofundador del Cártel de Guadalajara y exlíder del Cártel de Caborca, con quien se decide sostuvo amistad por varios años, y de Emilio Quintero Payán. “Yo no sabía a qué se dedicaban (…), me enteré por las noticias”, aseguró.
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‘El Chapo’ firmó su declaración y permaneció en ‘El Altiplano’ hasta 1995. Posteriormente fue trasladado al CEFERESO No. 2, conocido como el Penal de Puente Grande, de Jalisco. Ahí vivió cerca de seis años, hasta que finalmente protagonizó su primera fuga.