La inseguridad en la ciudad fronteriza de Tijuana no cesa, y esta vez los hechos de violencia en Baja California alcanzaron a un mando policiaco.
Tan solo un día después de asumir el cargo, al recibir amenazas mediante narcomantas, atribuidas al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). De acuerdo a informes oficiales de la secretaría de seguridad ciudadana de Baja California, apenas habían transcurrido unas horas de la toma de posesión del nuevo comandante de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana, en Tijuana, cuando su casa fue baleada.
Este ataque fue derivado de la detención de Daniel Iván, un miembro de CJNG ocurrida una horas antes, según dio a conocer el medio Punto Norte. El criminal fue arrestado cerca de la garita de Otay cuando viajaba en una camioneta último modelo repleta de un arsenal compuesto por 14 armas largas -entre ellas un AK-47- siete cortas, así como cargadores y cartuchos.
Tras este arresto, algunos de los policías recibieron llamadas a sus teléfonos celulares pidiendo que dejaran libre al miembro del CJNG. Al no cumplirse la petición, en la madrugada del día del ataque varios hombres armados se apostaron afuera de la casa del mando policiaco y comenzaron a disparar sin que nadie resultara herido.
Mensaje de amenazas
Pero eso no fue todo, pues además del ataque a la propiedad del comandante, quien únicamente fue identificado como José, también se descubrió una narcomanta dirigida a él, según reveló el semanario local Zeta.
La amenaza fue dejada en la barda de un conocido banco en una plaza comercial, junto con una corona fúnebre. En el mensaje se refieren al funcionario como Pepito y se podía leer: “Pepito, te queda grande la silla, vas a ver, vamos a buscarte por cielo, mar y tierra. De perdida herido vas a quedar, perro, la silla no es para ti. Atte Sr. Mencho”.
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Otra de las hipótesis que se manejan es que, luego de tomar posesión de la comandancia, el funcionario habría recibido la visita de emisarios del Cártel de Jalisco para sostener una reunión con él e intentar hacer arreglos de corrupción y complicidad, pero el mando, que tiene una carrera de nueve años en la policía estatal, se habría negado a la misma, motivo por el que luego fue amenazado.