De empleados del “Chapo” al cártel más violento del mundo, la oscura década del CJNG

Enfrentamientos armados, homicidios, desapariciones, fosas clandestinas y afrentas al gobierno. Es la huella del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

De empleados del “Chapo” al cártel más violento del mundo, la oscura década del CJNG

Que comenzó identificándose como célula del Cártel de Sinaloa en 2010, y que ahora, una década después, se ha convertido en la organización criminal más poderosa, temida y de rápido crecimiento en México.  El CJNG surgió de los restos del extinto Cártel del Milenio. En 2010.

Luego de la muerte de Ignacio Coronel (1954-2010) —lugarteniente de Joaquín el “Chapo” Guzmán— aquel grupo criminal, que dependía del Cártel de Sinaloa, se fragmentó y surgieron dos células delictivas: La Resistencia y el Cártel Jalisco Nueva Generación, encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, el “Mencho” y Erick Valencia Salazar.

Entonces, se desató una guerra entre el CJNG y La Resistencia para tomar el control del trasiego de drogas a través de la ruta del Pacífico. Entre los años 2010 y 2012, el cártel de las cuatro letras lograría derrotar a La Resistencia e iniciaría su expansión a Michoacán, Guerrero y Veracruz. En 2012, Erick Valencia fue detenido y el “Mencho” asumió el liderazgo total.

Desde su aparición, el CJNG ha utilizado la violencia como método de control. En 2009, lo hicieron con un video subido a redes sociales, en el que aparecían hombres con uniformes tácticos y fuertemente armados, amenazando a tres presuntos integrantes de Los Zetas, y cuyos cuerpos fueron abandonados dentro de una camioneta. A esa grabación le siguieron otras hechas en Guerrero, Veracruz, Jalisco, Michoacán y Guanajuato.

Transcurrieron seis años más (2015) y el Cártel Jalisco derribó un helicóptero militar y paralizó por horas distintos puntos de Jalisco (al occidente de México). Al menos una veintena de sicarios participaron en el ataque para el que usaron rifles de asalto de alto poder, incluso un fusil Barret de calibre 50.

En 2016 la organización, que creció ante la detención o abatimiento de grandes capos, se apuntaló en la ruta del Pacífico —que comprende estados como Michoacán y Jalisco—, donde hasta la fecha está tratando de instalar laboratorios de metanfetaminas y precursores químicos provenientes de Asia.

En Michoacán se ha apoderado de municipios que anteriormente estaban controlados por la Familia Michoacana y después por su escisión, los Caballeros Templarios.

Ese mismo año, el estado de Jalisco se encontró bajo amenaza de un estallido de violencia. El secuestro de un grupo de hombres mientras cenaban en un restaurante de lujo sacudió la tranquilidad de esa zona turística, más aún cuando se supo que se trataba de un hijo del narcotraficante Joaquín el “Chapo” Guzmán y quienes se lo llevaron eran miembros del CJNG.

Jalisco, al oeste de México, acumula sucesos violento y es considerado como bastión del Cártel Jalisco Nueva Generación. Apenas el pasado 18 de diciembre, el exgobernador del estado tapatío, Aristóteles Sandoval, fue asesinado en un bar de Puerto Vallarta.

La emboscada del ex funcionario empezó, según las autoridades, con un tiro por la espalda y ráfagas de ametralladoras de unos 10 pistoleros cuando los escoltas trataban de sacarlo en auto hacia un hospital.

También, este cártel esta relacionado con el atentado en 2018 de Luis Carlos Nájera, entonces fiscal de Jalisco, durante el mandato de Aristóteles Sandoval.

Nájera fue sorprendido por un grupo armado mientras salía de un bar en la ciudad de Guadalajara. Con este ataque, el CJNG mandó un mensaje a Sandoval, quien a sólo ocho día de iniciada su administración, pistoleros ejecutaron al secretario de Turismo, José Jesús Gallegos.

La violencia y la corrupción perpetradas por la organización de “El Mencho” han sido clave para la rápida expansión de su imperio criminal.

En 2015, el Departamento del Tesoro incluyó a Oseguera Cervantes en su lista negra de narcotraficantes. Desde entonces, advirtió que el capo había aprovechado el debilitamiento de otros cárteles para expandirse.  Otras de las causas de su incursión es que ha logrado coludirse con las autoridades locales en los estados donde ha penetrado.

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Además, hay que sumarle otro factor: la desatención por parte del gobierno de Peña Nieto hacia el cártel durante los primeros años de su sexenio, y el beneficio que obtuvo en medio de la lucha que emprendieron las autoridades mexicanas contra otras organizaciones delictivas.

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