Guanajuatenses atrapados en la Narcoguerra entre El Marro y el CJNG

La tarde del 20 de Junio se desarrolló en la Comunidad de Elguera en Celaya un operativo para detener a José Antonio Yepez Ortiz, mejor conocido como “El Marro”.

Guanajuatenses atrapados en la Narcoguerra entre El Marro y el CJNG

Aproximadamente a las 5 de la tarde los oficiales estaban listos para ingresar a la propiedad señalada como casa de la familia del delincuente más buscado del Estado de Guanajuato, a esa hora en varios municipios inició la quema de vehículos para distraer a las autoridades y presionarlas para evitar que la madre del delincuente y otros familiares fueran detenidos.

A 80 km del operativo, Ricardo salía de su casa ubicada en una comunidad en San Miguel de Allende con destino a la empresa Vitromex en San José Iturbide, iba acompañado de su hermana quien trabaja en la empresa de pisos y ese sábado su jornada laboral iniciaba a las 6 pm. Todo transcurrió de manera normal.

Ricardo dejó en la fábrica a su hermana y, a bordo de su jetta blanco, tomó la autopista 57 hasta el entronque a San Miguel de Allende para regresar a casa, él desconocía que en ese momento los narcobloqueos se desarrollaban en 13 municipios del estado de Guanajuato, casi una tercera parte del territorio guanajuatense se encontraba inmerso en llamas y en un temor que duele.

Cuando se encontraba cerca de la Comunidad Santa Clara, en los límites entre San Miguel de Allende y San José Iturbide, sobre la Carretera Los Rodríguez-Dr Mora, un grupo de hombres armados lo obligó a bajar de su coche, no conformes con el robo, lo asesinaron de un disparo por la espalda, metros adelante una mujer fue obligada a bajar de su camioneta, una RAM doble cabina de color blanco.

Aún en crisis la mujer solicitó apoyo a la policía, ellos fueron los primeros en llegar y ser testigos de la trágica escena, el cuerpo de Ricardo yacía boca abajo a mitad de la carretera y la camioneta de la mujer ardía en llamas a unos cien metros del cuerpo.

En cuestión de minutos terminaron con el patrimonio de una familia y con los sueños y la vida de un joven. Ricardo planeaba casarse y formar una familia, el año anterior se había comprometido. Por el homicidio de Ricardo, el robo de su vehículo y la quema de la camioneta no hay detenidos y tal vez nunca los habrá.

EL HUACHICOL, NEGOCIO DONDE NACIÓ UN CÁRTEL

En el año 2017 se mencionó por primera vez el nombre de José Antonio Yepez Ortiz; el 5 de Mayo de ese año, el comandante de la XVI Región Militar de Sarabia, José Arturo Velásquez Bravo expresó tenían identificados más de 20 líderes huachicoleros, resaltando el nombre de José Antonio Yepez de la Cruz y/o José Antonio Yepez Ortiz, alias “El Marro”.

En respuesta a las declaraciones, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato -hoy Fiscalía General del Estado de Guanajuato-, dijo a ellos no les correspondía la detención del líder huachicolero al considerar que el robo de hidrocarburo es un delito federal, lo que no dijeron es que ellos no querían detenerlo ya que el lider huachicolero les paga mes a mes una cantidad de dinero.

Para el año 2017, se estimaba que José Antonio Yepez Ortíz ya controlaba la zona de los Apaseos, a la que denominó “el triángulo de las bermudas”, poseía más de 100 propiedades adquiridas con las ganancias por el robo de hidrocarburo, delito que cometía desde el año 2009 aproximadamente.

En Juventino Rosas, tierra que lo vio nacer, se encontraba su bastión en la trata de personas, controlaba desde aquel pequeño pueblo de unos 70,000 habitantes, todo lo relacionado con la prostitución, se cree que desde un pequeño bar dirigido por una de sus parejas, se entregaba a las chicas que eran secuestradas en los municipios del corredor industrial, mientras que en Santa Rosa de Lima en Villagrán, construyó una fortaleza comprando voluntades de los que ahí habitaban.

Pero “el marro” no nació espontáneamente en el año 2017 como un narco local, desde el año 2013 fue fichado por el delito de homicidio, en ese año se le intentó detener por primera vez, el operativo -como los más recientes- fue un fracaso, siete hombres fueron detenidos pero ninguno de importancia dentro de la organización, en el lugar murió uno de sus hombres de confianza, “el tanque”, a quien un par de años más tarde le mandó componer un corrido con sus hazañas.

El 7 de Junio de 2017, en un artículo de este mismo portal titulado “Huachicoleo, el delito silencioso que ahoga a Guanajuato”, anunciábamos premonitoriamente lo que ahora se vive, “Mientras las dependencias discuten a quien corresponden las acciones en contra del huachicoleo, los líderes se fortalecen, comprando voluntades ante la premisa de “plata o plomo”, dejando una estela de muerte, decenas de personas asesinadas, otras más desaparecidas, y ellos, con cinismo, presumiendo el respaldo que poseen”

EN GUANAJUATO “LA VIDA NO VALE NADA”

En el año 2020, Guanajuato se ha convertido en el estado más violento del país con una cifra de 1,385 carpetas de investigación por homicidio en los 5 primeros meses del año, y más de 1,900 muertos, es decir, se cometen en promedio 12 homicidios al día.

El 18 de Junio, dos días antes de la detención de la madre de “el marro”, en la Ciudad de Celaya se cometió un ataque atroz, una familia fue masacrada en el Fraccionamiento Campo Azul; una mujer embarazada y otra joven mujer murieron en el piso de un baño donde intentaron refugiarse, dos hombres fueron asesinados en el patio de la casa y una pequeña de dos años de edad quedó sin vida en el piso de lo que parecía ser una recámara, entre cobijas y peluches; otra mujer fue trasladada con lesiones de gravedad y murió mientras recibía atención médica.

Horas antes un pequeño de solo 7 años de edad fue asesinado de un balazo en el pecho tras un ataque con artefactos explosivos a su vivienda, su padre resultó lesionado y logró sobrevivir.

Son miles las historias, muchas ya no se cuentan porque faltan manos para hacerlo, cuando tratamos de entender una historia, ya ha ocurrido otra tragedia y los titulares se llenan de frases resumiendo las muertes, “Mueren 9 personas en tres ataques” se lee en el encabezado de los periódicos, la premura por dar la noticia no da pauta para escribir la historia, en ocasiones solo se transcribe el parte policíaco y se asumen los testimonios más amplios.

Ni siquiera los sicarios tienen el tiempo para recibir un entierro digno, los músicos van de funeral en funeral, algún conocido e incluso el mismo cartel los contrata para amenizar toda la noche en el velorio. En algunas ocasiones llegan los compañeros del cártel, con un arreglo floral y una pequeña cantidad de dinero para los gastos funerarios; dentro de los cárteles solo algo es seguro, la muerte.

LA PEOR MASACRE OCURRIDA EN GUANAJUATO

Los guanajuatenses nos hemos acostumbrado a las noticias de muertes, pero, en medio de la peor ola de violencia que azota al estado derivado de la guerra entre el Cartel Santa Rosa de Lima y el Cartel Jalisco Nueva Generación, una nueva tragedia sacude a la sociedad, la muerte de 26 internos en el Centro de Rehabilitación “Recuperando mi vida” de la ciudad de Irapuato.

Era una tarde lluviosa y las calles se encontraban cubiertas de lodo, el sonido de las balas retumbó en varias cuadras a la redonda a la Privada Guanajuato de la Colonia Arandas. En el acceso quedaron unos cuerpos, entre los cuales se encontraba el de Giovanni, un joven veinteañero que llevaba refrescos y golosinas para sus dos hermanos recién internados.

La calle se convirtió en un hervidero de gente, mientras llegaban varias ambulancias y patrullas de policía; nadie creía la imagen al interior del anexo, cuerpos apilados sobre cobijas tendidas en el piso, todos eran hombres, buscaban salir del “infierno de las drogas” pero solo encontraron la muerte.

El Secretario de Seguridad llegó a los pocos minutos de los hechos, su presencia anunciaba una tragedia, ante la mirada expectante de los familiares que esperaban información sobre los internos ingresó al anexo. Después de unos 20 minutos, el Secretario entregó la primera cifra de muertos, “24 personas sin vida y hay 7 lesionados, algunos de gravedad”

La masacre de Arandas es hasta el momento el peor ataque de los últimos años en el estado, ningún grupo delincuencial se ha adjudicado la autoría del ataque, pero sin duda es un mensaje entre los dos grupos criminales que se disputan “la plaza”.

SIN COMPLICIDAD NO HAY CRIMINALIDAD

En el año 2017 ya existían indicios de complicidad al interior de PEMEX con el cartel local, pipas rotuladas con el mismo número salían de la Refinería Ingeniero M. Amor. En Julio del 2017, el vigilante Federico Juarez Pantoja fue asesinado al exterior de la paraestatal, Federico era pieza clave para desmarañar la corrupción al interior de la Refinería, tenía en sus manos la lista de los empleados que operaban una red de tráfico de combustible que favorecía al Cartel Santa Rosa de Lima.

Los ataques en contra de trabajadores de la paraestatal han sido una constante, el 25 de Enero del 2018 fue asesinado el Capitán Tadeo Linel Alfonzo Rojas, se desempeñaba como Jefe de Seguridad Física.

Las corporaciones de Seguridad Pública y la propia Fiscalía del Estado también han sido señalados por proteger a los carteles que se disputan el territorio guanajuatense. Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca, la dupla que se ha eternizado en el encargo de la seguridad, se han visto inmiscuidos en una serie de señalamientos sobre su presunta omisión en la detención de los grupos criminales.

La gestión de Zamarripa como Procurador y Fiscal ha sido muy cuestionada en Guanajuato al igual que la del Secretario de Seguridad Pública, Alvar Cabeza de Vaca, quien lleva al menos siete años en el cargo, señaló Saúl Arellano, Doctor en Política Social por la Universidad de Baja California.

“Perpetuar funcionarios en un alto cargo dentro de dependencias gubernamentales provoca una atrofia institucional, y en esta caso la consecuencia es el deterioro de seguridad para la población.

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Cuando tienes a una persona responsable de una institución durante muchos años, esta persona o este grupo desarrollan procedimientos y métodos de trabajo que se vuelven inerciados e inerciales que impiden la innovación y la transformación institucional” señaló Saúl Arellano para Sin Embargo.

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