Más de medio siglo ha pasado desde que Ismael «El Mayo» Zambada García comenzó a laborar en el mundo del narcotráfico.
Hoy, uno de los hombres más buscados del mundo, el cofundador del cártel de Sinaloa ha estado más cerca de la muerte que de la cárcel. Durante la década de 1990, quizá un poco antes, comenzó la primera gran «narcoguerra» cuando el cártel de Sinaloa y el cártel de Tijuanaprotagonizaron enfrentamientos, ejecuciones, levantones y demás hechos violentos a lo largo del país.
Los hermanos Benjamín, Ramón y Francisco Javier Arellano Félix y «El Mayo», junto con Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo», y Juan José Esparragoza Moreno, «El Azul», fueron los protagonistas de esta guerra. Los Arellano Félix tomaban ventaja en la disputa: la familia de Héctor «El Güero» Palma, mano derecha de «El Chapo» había sido asesinada brutalmente.
Guzmán Loera, por su parte, había sido capturado en Guatemala y extraditado a México, en 1993, tras el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
«El Azul», en tanto, también había sido detenido en la Ciudad de México, pero operando desde prisión.
Mientras que los golpes de los sinaloenses contra los de Tijuana no fueron acertados: en noviembre de 1992, la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, Jalisco, fue escenario de un ataque perpetrado por 50 individuos del cártel de Sinaloa contra los Arellano Félix.
El ataque no tuvo éxito, Francisco Javier y Ramón Arellano Félix, quienes se encontraban dentro del lugar, escaparon ilesos.
