Hoy se cumplen 35 años de que el agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena fuera levantado y ejecutado…

Enrique «Kiki» Camarena. El agente de mirada severa y cejas altivas. Nació en Mexicali, pero creció en Calexico, California y se enroló con los Marines.

Hoy se cumplen 35 años de que el agente de la DEA Enrique Kiki Camarena fuera levantado y ejecutado...

En 1970, trabajó como bombero, como policía y, cuatro años más tarde, empezó a laborar para la DEA. Primero estaba en Calexico y luego en el departamento de Fresno.  Habría que entender el contexto en el que se desenvolvía el agente. Era la era de Ronald Reagan, con dos pilares fundamentales: la «batalla» contra el comunismo y la «guerra» contra las drogas. Camarena sería parte fundamental de ésta última.

En 1981, «Kiki» fue transferido finalmente a Guadalajara, Jalisco. Para unos sólo fue un agente más envuelto en la vorágine del mundo de las drogas y corrupción. Para la DEA, el mártir que necesitaba para fustigar sin piedad a los cárteles.

La OPERACIÓN PADRINO

Hace 35 años, el 7 de febrero de 1985, «Kiki» Camarena iba a comer con su esposa. Salió alrededor de las 14:00 horas de la Embajada de Estados Unidos y, de acuerdo con la versión oficial, al agente de la DEA lo secuestraron y subieron a un vehículo. Otras versiones aseguran que se subió por su propia voluntad al automóvil, pues conocía a los policías que lo llamaron.

Camarena quiso, antes de subirse al vehículo, comunicarse con sus superiores, pero no se lo permitieron. Le pusieron una chaqueta para taparle la cara. Luego lo llevaron a la casa de Lope de Vega 881, en Jardines del Bosque, a unas cuantas cuadras de Mariano Otero, en Guadalajara. Lo sacaron del carro y le vendaron los ojos.

La tortura en contra de Camarena no fue gratuita. En ese momento ya tenía como enemigos a Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca, Don Neto. Los cabecillas del Cártel de Guadalajara.

En 1982, la DEA puso en marcha «La Operación Padrino», para poner fin al grupo del «Jefe de jefes». La agencia antidrogas le encomendó la misión al líder de la delegación en Guadalajara, Roger Knapp, y en cuyo grupo se encontraban James Kuykendall, Víctor Shaggy Wallace, Tony Ayala y «Kiki» Camarena.

Para entonces Félix Gallardo tenía en sus bolsillos a todos. Hacía vida social en Guadalajara y se codeaba con autoridades, políticos y empresarios.

El «Jefe de jefes» tuvo la idea de edificar un centro de acopio para todas las cosechas de mariguana de México, que se ubicara cercano a la frontera con EU para después ser introducido.

Le encargó el proyecto a Caro Quintero, quien tenía los conocimientos y el amor al campo y a la siembra que se necesitaba. Además, el producto especial, una mariguana sin semilla. Así, se dedicaron a comprar tierras en Jalisco, Sonora, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí y Chihuahua.

Hasta que encontraron el sitio que juzgaron ideal: El Búfalo, un rancho a unos cuantos kilómetros de Ciudad Jiménez, Chihuahua, a unas horas de la frontera, donde crearon un complejo agroindustrial de 6 mil hectáreas, mil de ellas sembradas de mariguana. Ahí trabajaban alrededor de 10 mil personas.

«Kiki» Camarena descubrió el rancho El Búfalo y lo denunció ante la DEA. Otra versión señala que el agente era cercano a Caro Quintero y sabía del rancho, pues el piloto aviador Alfredo Zavala Avelar, que trabajaba para la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), acudió a la embajada con la noticia.

Lo cierto es que la madrugada del 7 de noviembre de 1984, 500 efectivos del Ejército, la Policía Judicial y hasta de la DEA entraron a desmantelar el mayor centro de acopio de mariguana del que se tenía registro a nivel mundial: 9 mil toneladas de la hierba.

Los cabecillas del Cártel de Guadalajara identificaron a Camarena como el artífice en el decomiso, por lo que meses más tarde se dio su plagio, tortura y muerte en la casa de Jardines del Bosque.

LA OPERACIÓN LEYENDA

Don Neto había comido en un restaurante japonés de su propiedad y llegó a la casa de Jardines del Bosque.

Ahí ya tenían a «Kiki» y al piloto Alfredo Zavala. El capo no quiso hablar mucho, platicó un poco con Caro Quintero y le dijo que mejor regresaría más al rato.

El 8 de febrero de 1985, Fonseca llegó de nuevo a las 18:00 horas a casa de Caro Quintero, acompañado de Samuel Ramírez y Javier Barba, un abogado que le manejaba sus negocios.

Caro preguntó que a qué iban y sorprendido Fonseca respondió que quería hablar con Camarena.

«A ver si lo alcanzan», les dijo Caro Quintero, «porque ya ni habla».

Fonseca dijo que vio a Camarena golpeado en uno de los cuartos; Zavala ya había sido mutilado de un dedo.

Eso molestó a Don Neto. Abofeteó a Caro y le dijo que era un cerdo. Las armas salieron a relucir.

«Es un error grande que traerá graves consecuencias», le advirtió Fonseca. Salió de ahí y preparó la huida.

Algunos aseguran que Félix Gallardo no estaba de acuerdo con darle muerte a Camarena y también sabía de los problemas que se vendrían… pero ya estaba hecho.

En 1990, la cadena de televisión NBC difundió una mini-serie titulada «Drug Wars: The Camarena Story», donde acusaba que las autoridades mexicanas habían usado a Félix Gallardo y a su cartel para secuestrar a «Kiki», bajo sospechas de que en intervenciones telefónicas había escuchado de altos funcionarios mexicanos que recibían sobornos.

Durante las investigaciones, el Departamento de Justicia de EU involucró a Manuel Bartlett Díaz, entonces Secretario de Gobernación; Juan José Arévalo Gardoqui, Secretario de la Defensa Nacional, y Enrique Álvarez del Castillo, titular de la PGR en la Administración de Miguel de la Madrid.

Dos testigos aseguraron que Bartlett era uno de los seis altos funcionarios mexicanos que estaban la noche del 7 de febrero de 1985 en la casa de Guadalajara donde torturaron a Camarena.

El 5 de marzo de 1985, en medio de una fuerte presión del Gobierno de EU, apareció el cuerpo de Camarena y del piloto en el Rancho El Mareño, en Michoacán.

Fue así que la DEA emprendió la «Operación Leyenda». No iban a descansar hasta mostrar, no sólo al Cártel de Guadalajara, sino a todos los cárteles, que con ellos no se juega. Y poco a poco fueron cayendo. Félix Gallardo, Caro Quintero y Don Neto. Arrestados. Apenas en agosto de 2017, un juez condenó en primera instancia a 37 años de cárcel a Félix Gallardo por el asesinato de Camarena y Zavala.

Caro Quintero fue liberado en 2013 por supuestos errores en el proceso; hoy está en la lista de los más buscados por la DEA.

Ernesto Fonseca fue sentenciado a 40 años de prisión, pero consiguió en 2016 que le permitieran continuar su condena en una casa del Estado de México. Pese a los señalamientos de que presuntamente Camarena trabajaba en contubernio con los narcotraficantes, para la DEA sigue siendo su «santo». Tras la muerte de «Kiki», la guerra contra las drogas de parte de EU se intensificó y continúa hasta hoy.

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