Extravagantes armas, teléfonos bañados en oro y tumbas, en qué gastan el dinero los narco…

Las distintas subastas que ha realizado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador de bienes decomisados al narco dan una idea de en qué gastan su dinero los cabecillas del narco.

Extravagantes armas, teléfonos bañados en oro y tumbas, en qué gastan el dinero los narco...

Es bien conocido que gustan de armas bañadas en oro y con piedras preciosas incrustadas, mujeres y ostentosas casas con animales exóticos, pero también hay otros objetos en los que empezaron a gastar recientemente.  Para un narcotraficante, las armas ostentosas son sinónimo de su poder y un ejemplo es la pistola cuyas imágenes se difundieron durante el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en Nueva York.

La pistola del Chapo Colt calibre.38 con incrustaciones en diamantes es una de las pruebas que presentó la Fiscalía en contra del capo mexicano. El arma en color blanco y negro tiene las iniciales “JGL” incrustadas en diamantes.  Otro que usaba una pistola del mismo calibre era Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”, del Cártel de Juárez.

El arma, que actualmente se exhibe en el Museo del Narco en México, le fue decomisada al Chapo en Guatemala en 1993, tiene mango de oro y con diamantes las iniciales ACF, por lo que se presume que perteneció a Carrillo Fuentes.

Rodrigo Aréchiga “El Chino Ántrax”, integrante de una célula del cártel de Sinaloa, tenía un arma bañada en oro, con las leyendas “The World is yours” y Scarface.

Los teléfonos celulares se han convertido en los últimos años en un equipo básico para los narcotraficantes.

Recientemente han invertido en celulares bañados en oro y otros costosos materiales, un ejemplo es Juan Carlos Vargas, el pariente, jefe de plaza de la Familia Michoacana en el Estado de México, detenido en 2012, a quien le fue decomisado un celular valuado en USD 1,300, ya que estaba hecho de oro rosa, titanio, acero y piel de cocodrilo.

El celular de la marca TAG Heuer estaba equipado con una pantalla de 3.5 pulgadas, resolución de 800 x 400 píxeles, cámara de cinco megapixeles, ranura para tarjetas MicroSD de hasta 8GB, batería de 1.400AH y conectividad 3G HSDPA, WiFi y Bluetooth.

Otro ejemplo es Daniel Pérez Rojas “El Cachetes” del cártel de Los Zetas, quien usaba un celular bañado en oro.

Osiel Cárdenas Guillén, del cártel del Golfo, también descubrió la utilidad de la tecnología. Después de su captura, en 2003, salió a la luz que tenía un cajón de madera con 31 teléfonos celulares, en cada uno marcado con un día del mes.

Por ejemplo, el 15 de mayo usaba sólo el celular marcado con el número 15, pero día siguiente sólo usaba el marcado con el día 16, el último día de cada mes utilizaba el que tuviera el número 30 o 31, dependiendo, y así usaba un teléfono distintos cada día.

Esto indicaba que para volver a usar un mismo teléfono podía transcurrir más de un mes, tiempo suficiente para que perdiera la paciencia cualquier investigador que por casualidad hubiera logrado interceptar alguna llamada.

Cárdenas Guillén logró evadir la intervención de sus comunicaciones privadas, ya que cuándo las distintas organizaciones de inteligencia y seguridad se daban a la tarea de rastrear alguna señal, el aparato se dejaba de utilizar antes de que pudieran hacer cualquier cosa

Descanso a todo lujo

Los barones de la droga tienen una especial relación con la muerte, por ello, no les importa invertir miles de dólares en su última morada o la de sus familiares. El ejemplo se puede encontrar en el cementerio Jardines del Humaya, en Culiacán, Sinaloa, donde se encuentran impresionantes mausoleos con estacionamiento, internet, aire acondicionado y otras comodidades.

En el panteón se encuentran los restos de narcotraficantes como Ignacio “Nacho” Coronel, Arturo Beltrán Leyva; familiares y sicarios que trabajaron para Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero o El Güero Palma, entre otros.

Una de las tumbas más caras es la de Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, quien murió en el año 2009, en Morelos durante un enfrentamiento con elementos de la Marina. Su valor está estimado en USD 650 mil.

Inés Calderón fue un jefe del narco en la década de los 70s y 80s descansa en un mausoleo de USD 550 mil.

La tumba de Amado Carrillo Fuentes cuenta con una capilla con capacidad de 50 personas en la que se realizan servicios religiosos y el precio de esta tumba se estimó en USD 490 mil.

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