A pesar de que Joaquín Guzmán Loera, exlíder del Cártel de Sinaloa, estará tras las rejas durante el resto de su vida, la organización criminal.
Que encabezaba sigue activa y en expansión. Como prueba está lo ocurrido, pues agentes de la DEA lograron desmantelar una célula del famoso cártel. El suceso ocurrió en el Puerto de Nogales, Arizona, Estados Unidos, donde las autoridades arrestaron a Carlos Armando Pérez Gutiérrez, de 38 años, Alfredo Ríos, de 44, e Iván Garduño Valencia, de 35.
Los sujetos fueron localizados gracia a un intenso trabajo de inteligencia y coordinación con la Policía de Scottsdale, y durante el operativo se les confiscó un botín con valor de aproximadamente 4.2 millones de dólares; es decir, casi 80 millones de pesos en metanfetamina, heroína, cocaína y píldoras con fentanilo.
Los agentes vigilaron durante meses las casas y escondites de los integrantes del CDS en la zona e hicieron labores de espionaje a sus dispositivos de comunicación.
Se descubrió que los criminales llevaban droga a Las Vegas, Colorado, Texas, principalmente. Luego exportaban el dinero ‘a través de la frontera’. La portavoz de la DEA en Arizona, Erica Curry, mencionó lo siguiente:
“Pudimos identificar y arrestar a un jefe, a otro líder, así como a un narcomenudista. Así que esas son tres personas en la jerarquía que pudimos eliminar en tan poco tiempo”.
De acuerdo con BBC, la sentencia a cadena perpetua de El Chapo debilitó al Cártel de Sinaloa; sin embargo, el suceso no afectó a sus operaciones debido a que ‘era importante, pero no esencial’.
En este contexto, el único peligro que estaría enfrentando dicha célula es el Cártel Jalisco Nueva Generación, el cual ha competido con aquella organización por territorios.
Pese a todo, apunta la DEA, el Cártel de Sinaloa continúa siendo uno de los más grandes proveedores de fentanilo a Estados Unidos. Asimismo, destaca que, tras la captura de El Chapo, ocupó su lugar Ismael Zambada, alias el Mayo, junto a los hijos de Guzmán, apodados como Los Chapitos.
