Guadalupe Fernández Valencia La Patrona es la temible socia de Joaquín Guzmán El Chapo y una de las líderes del Cártel de Sinaloa que cayó en Chicago, Estados Unidos.
La mujer de 59 años es considerada una de las más buscadas en el país vecino del norte; este viernes, La Patrona aceptó los cargos por narcotráfico y lavado de dinero tras una larga negociación con la Fiscalía General de la República. Aunque la exnarcotraficante no enfrentará cadena perpetua, estará tras las rejas entre diez y quince años gracias a su colaboración con las autoridades estadounidenses.
Además, la Corte de Chicago, liderada por el juez Rubén Castillo, destacó que la sentencia será dada a conocer hasta que el Gobierno del país vecino del norte anuncie la finalización de la cooperación con Fernández Valencia. La Patrona se unió al Cártel de Sinaloa en 2007, cuando se mudó a Culiacán, Sinaloa, luego de estar diez años tras las rejas en el país de las franjas y las estrellas por otros delitos.
Fernández Valencia, junto con su hermano Manuel, comenzó a traficar estupefacientes para personal de El Chapo hasta 2010, cuando dejó el negocio por la detención de su hermano.
Dos años después volvió al negocio; fue aceptada gracias a sus habilidades con el lavado de dinero y su facilidad para mover hasta 80 kilos de cocaína en 8 casos, además del tráfico de toneladas de mariguana.
Según los cargos en su contra, la exnarcotraficante trabajaba para Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo de El Chapo; entre sus obligaciones, estaba coordinar grandes envíos de drogas a Estados Unidos y ayudar al grupo criminal a lavar miles de millones de dólares en ganancias de regreso al país.
Erika Csicsila, fiscal federal asistente, subrayó que Fernández Valencia empezó a ayudar a su hermano a enviar grandes cargamentos de droga de Tijuana, Baja California, a Los Ángeles, California.
Fernández Valencia explicó que en sus actividades de lavado de dinero para el cártel, resaltó el método en el que enviaba dinero en efectivo a través de tiendas en el área de Los Ángeles a casas de cambio en México, a las que pagaba una comisión del tres por ciento.
