Ejército de México diseña y fabrica vehículos militares a prueba de todo capaces de soportar el fuego del temible Barret calibre .50

En la imagen el Cimarrón II que cuenta con blindaje capaz de soportar impactos del temible fusil Barret calibre .50

Ejército de México diseña y fabrica vehículos militares a prueba de todo capaces de soportar el fuego del temible Barret calibre .50

Militares mexicanos diseñaron y fabricaron los vehículos tácticos todo terreno Cimarrón II y Kitam II, versiones mejoradas de sus antecesores para dar máxima protección a soldados durante sus misiones; son multipropósito y tienen capacidad de soportar impactos de fusil Barret calibre 50 milímetros que perfora blindajes.

Por su versatilidad, la caja abierta puede ser removida para transformarse en ambulancia blindada y plataforma de diversos usos. La Dirección General de Industria Militar terminó los prototipos a los que el diario MILENIO tuvo acceso.  El coronel Rolando Enrique Garza, jefe de la Ensambladora Militar.

Destacó que estos vehículos permiten incrementar notablemente la seguridad y la capacidad de reacción de las tropas ante fuego enemigo, mientras que su sistema en llantas les permite rodar aun cuando reciban impactos de diversos calibres.

Afirmó que Cimarrón II y Kitam II (nombre maya que significa jabalí) están a la altura de cualquier vehículo de su tipo en el mundo, “listos para las operaciones militares encaminadas a defender la integridad, independencia y soberanía de la nación, así como garantizar la seguridad interior y proteger a la población”.

Se diseñaron con base en la experiencia y necesidades de los militares, a partir de la premisa de mejorar su protección, movilidad y capacidad de combate. Son unidades todo terreno, de tracción 4×4 y capacidad de 13 y 11 tripulantes, respectivamente.

Luego de más de un año desde el diseño hasta su ensamble, fueron sometidos a rigurosas pruebas en terreno escabroso, carreteras, zonas arenosas, caminos de terracería y diversos sitios de la frontera norte. Están listos para su fabricación en serie, aunque esto depende de que se autorice y de las condiciones presupuestarias.

Ingenieros militares comenzaron en 2017 el diseño del Cimarrón II y quedó listo a finales de 2018. En su fabricación participó personal de las diversas armas: infantería, caballería, artillería, blindados, fuerzas especiales, quienes aportaron su experiencia y comentaron sus necesidades.

Fue construido sobre un chasis modificado; tiene placas de acero y vidrios blindados; una de las innovaciones es la doble cabina.

La caja (parte trasera) es abierta, lo que proporciona capacidad de reacción y mayor visibilidad ante una agresión; cuenta con troneras para efectuar disparos desde el interior del vehículo y en la zona descubierta.

La torreta gira 360 grados y se pueden instalar diferentes tipos de ametralladoras, desde calibre 7.62 hasta calibre 50; también puede ser sustituida por un sistema de armas. Detrás, los militares van en una banca central, con los asientos encontrados.

«Por su altura respecto del suelo y la potencia de su motor puede superar grandes obstáculos”.

En la imagen el Kitam II un vehículo táctico blindado todo terreno

El prototipo del Kitam II tiene chasis modificado en la suspensión; tiene torreta y capacidad para transportar un pelotón. Es para todo terreno y puede transitar sobre áreas urbanas y rurales; su diseñó empezó también en 2017.

Después de las pruebas de rendimiento y capacidad, se le hicieron modificaciones en las puertas para que abran de manera encontrada y así convertirse en escudo en el que los soldados pueden disparar y protegerse en dos direcciones.

La Ensambladora Militar de la Sedena, ubicada en el Campo Militar 1-F, en Santa Fe, cuenta con un presupuesto anual de 87 millones de pesos para la fabricación y mantenimiento de vehículos.

Aquí laboran 211 elementos, entre jefes, oficiales y tropa con diversas especialidades; hay mujeres que realizan funciones de soldadura, mecánica automotriz, ensamble, en sistemas eléctricos y electrónicos, operación de maquinaria y pantógrafos.

La ventaja de los diseños y del ensamblaje ciento por ciento de militares mexicanos impulsa la industria nacional, genera ahorros y va en línea con la política de austeridad del gobierno.

—¿Hay ahorro por fabricar vehículos militares?

—Sí, tenemos un ahorro de 30 por ciento (en comparación con lo que costaría si fueran encargados a empresas); por lo que respecta a la adquisición de material, la mayor parte es nacional y nos ahorramos mano de obra y maquinaria.

También dan mantenimiento a diversos automotores, como los vehículos blindados a oruga DNC-1; la Sedena cuenta con 404 que están asignados a las unidades mecanizadas del Ejército.

Se trata de vehículos de origen francés con capacidad para 13 tripulantes, a los que le hicieron modificaciones, cambiaron el motor de gasolina por uno de diésel, lo que proporciona mayor potencia y ahorro de combustible.

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