Miguel Ángel Treviño, crueldad y sangre como camino al liderazgo de Los Zetas

Miguel Ángel Treviño Morales, alias el Z-40, fue uno de los narcos más despiadados de nuestro país, pues se distinguió por sus métodos crueles durante su liderazgo en Los Zetas.

Miguel Ángel Treviño, crueldad y sangre como camino al liderazgo de Los Zetas

De acuerdo con varios reportes, aunque Treviño Morales es originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, pasó su adolescencia en Dallas, Estados Unidos, donde aprendió a hablar inglés y se unió a la pandilla conocida como Los Tejas, dedicada al robo de automóviles y la venta de droga. En 2005, Miguel Ángel Treviño se convirtió en el jefe de la plaza de Nuevo Laredo y se encargó de frenar los intentos del Cártel de Sinaloa por controlar sus rutas para el trasiego de drogas.

Asimismo, se encargó de ordenar una serie de asesinatos en Estados Unidos, efectuados por un grupo de jóvenes que baleaban a sus víctimas en las calles de Laredo.  En la década de los 90, Treviño Morales ingresó al Cártel del Golfo, donde gracias a que hablaba inglés, a sus contactos y conocimiento de las rutas de contrabando en ambos lados de la frontera, se hizo indispensable para Osiel Cárdenas Guillén, también conocido como El Mataamigos.

Cuando Osiel Cárdenas fundó Los Zetas como brazo armado del Cártel del Golfo con un grupo de desertores de las fuerzas especiales del Ejército Mexicano, Treviño Morales se convirtió en la mano derecha de su líder, el cabo Heriberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca.

La crueldad de sus métodos le abriría paso en el escalafón del crimen organizado, pues pondría la moda de desmembrar cuerpos y ‘guisar enemigos’, disolviendo los cadáveres en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite.

Tras la detención de Osiel Cárdenas en 2003 por elementos del Ejército Mexicano y de la Procuraduría General de la República (PGR), Los Zetas entrarían en guerra con el Cártel del Golfo hasta su ruptura definitiva en enero de 2010; el Z-40 pronto se convirtió en el segundo al mando.

Los antiguos desertores del Ejército, con El Lazca y el Z-40 a la cabeza y sus bárbaros métodos militares de ocupación del territorio, ensangrentarían el mapa de México en una disputa permanente con los otros grupos de narcotraficantes.

Sin embargo, algunos rumores señalaron que Treviño Morales se encargó de arrebatar el liderazgo de Los Zetas a El Lazca, y fue calificado por autoridades y capos rivales como un brutal asesino, pues fue el iniciador del modus operandi de descuartizar cuerpos para enviar mensajes a organizaciones criminales antagónicas.

Al llegar a la máxima posición entre Los Zetas, el Z-40 se diferenció de los demás líderes debido a que no tuvo una carrera militar, y su ascenso alarmó tanto que un narco convocó a pandillas, cárteles de droga, grupos civiles e incluso al Gobierno a formar un frente unido contra Miguel Ángel Treviño.

En julio de 2009, Treviño Morales, Ezequiel Cárdenas Guillén y Heriberto Lazcano fueron colocados en la lista de los 20 criminales más buscados por el Gobierno estadounidense.

En 2012, a dos años de que Los Zetas se separaran de sus aliados del Cártel del Golfo, el grupo delictivo comandado por el Z-40 se convirtió en uno de los dos más grandes del país y comenzó a disputar el control del territorio con el Cártel de Sinaloa.

Gracias al liderazgo de Miguel Ángel Treviño, el grupo criminal extendió su influencia y llegó a Centroamérica, construyendo una ruta para el tráfico de drogas que desembarcaba cocaína colombiana en Honduras, llegaba a suelo nacional por la costa del Golfo de México y cruzaba la frontera estadounidense.

Según diversos reportes y analistas, el Z-40 era aún más violento que El Lazca, abatido en julio de 2012 por elementos de la Marina.

En julio de 2013, Miguel Ángel Treviño fue detenido en Nuevo León, en los límites con Tamaulipas, en posesión de ocho armas largas, 500 cartuchos útiles y 2 millones de dólares.

En julio de este año, el Z-40 abandonó el Centro Federal de Readaptación número 9, en Ciudad Juárez, Chihuahua, para ser remitido al penal de Puente Grande, en Jalisco.

Posteriormente, se ordenó la extradición de Treviño Morales a Estados Unidos, donde enfrentaría cargos de narcotráfico, homicidio, delincuencia organizada, tortura, extorsión y lavado de dinero; sin embargo, el pasado 21 de diciembre un juez ordenó la suspensión de su traslado, pues aún tiene pendientes diversos procesos penales en su contra en México.

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