Conoce a las personalidades que terminaron tras las rejas por culpa del narco

El mundo del narcotráfico es un sitio lleno de peligro y maldad, pues no solo afecta a las personas que conscientemente forman parte de él, sino a otras que se acercan sin saber en qué se están metiendo.

Conoce a las personalidades que terminaron tras las rejas por culpa del narco

En el cúmulo de malas casualidades, las mujeres que se han visto impregnadas de esta criminalidad son un caso particular, ya que la vida de cualquiera que se involucre con un capo cambia para siempre.  Al tratarse de un mundo en donde impera la violencia, la mayoría de los casos no tiene final feliz. El asesinato, la persecución de los familiares o la cárcel es el resultado que se puede pagar por la complicidad en actividades delictivas.

Uno de los casos que conmocionó al país a finales de los años ochenta fue el de Sara Aldrete, conocida como La Sacerdotisa o la Narcosatánica, luego de que la prensa encontrara que estaba vinculada con Adolfo de Jesús Constanzo, peligroso capo que mezclaba el tráfico de drogas con la santería.

Se sabe que se conocieron en Matamoros, Tamaulipas, y comenzaron su historia de amor poco después de coincidir; entre los brutales actos que se conocen está la práctica de santería en la que se incluían sacrificios humanos.

El caso salió a la luz en 1989, luego de que David Serna, integrante de la banda, fuera detenido y encontrado con una olla con restos de sangre, corazones y partes de columnas vertebrales.

Más adelante, reveló que algunas de esas partes pertenecían al estadounidense Mark Kilroy, reportado como desaparecido cuando se encontraba de viaje en México.

Con la detención de Serna, lograron dar con la ubicación de la banda en el rancho Santa Elena, en donde la Policía halló los cuerpos mutilados de trece víctimas a las que les habían sacado el corazón, cerebro y partes de la columna.

En un desesperado intento, la banda se trasladó a Ciudad de México para evadir a las autoridades, pero finalmente fueron cercados en un departamento de la colonia Roma. La única sobreviviente fue Sara, quien en ese entonces era una estudiante de antropología de 28 años.

Sara fue acusada de encubrimiento, homicidio y asociación delictuosa y sentenciada a 600 años de cárcel. Aunque sigue presa, ha publicado libros con su historia y ha asesorado producciones de cine que recrean el episodio.

Otra de las mujeres famosas por su relación con el narcotráfico fue Laura Elena Zúñiga Huizar, de 23 años de edad, quien fue detenida junto con su novio Ángel García Urquiza, uno de los presuntos líderes del Cártel de Juárez.

Ella aseguró en su declaración ante las autoridades que no tenía idea de la ocupación de su pareja sentimental, y que había sido víctima de un secuestro. Poco después la joven fue puesta en libertad aunque perdió su título de belleza.

Actualmente se dedica al modelaje y continuamente se le confunde con Emma Coronel.

Otra reina de belleza que fue a la cárcel por su relación con la criminalidad fue Clara Elena Laborín, quien se casó con Héctor Beltrán Leyva, EL H, uno de los capos más importantes de México.

En 2009 fue incluida en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos como presunta lavadora de dinero del Cártel Beltrán Leyva.

Un año después, el 13 de abril de 2010, fue secuestrada por un grupo armado afuera de una casa en construcción, en Hermosillo. Trece días más tarde la dejaron tirada cerca de la Universidad de Sonora, atada de pies y manos y con los ojos cubiertos. A su lado había un narcomensaje que decía:

Nosotros te vamos a enseñar a ser hombre y respetar a las familias… Asesino de niños Héctor Beltrán Leyva aquí está tu esposa por quien no quisiste responder. Te la entregamos viva y sana para que aprendas que para nosotros la familia es sagrada, poco hombre culero”.

El acto se le atribuyó al Cártel de Sinaloa, y habría sido venganza por el asesinato de Alejandro Coronel, de dieciseis años, unos días antes en un hotel.

Luego de la detención de su esposo asumió el mando, evitó la fragmentación del cártel y mantuvo importantes plazas en los estados de Guerrero, Morelos, Chiapas, Querétaro, Sinaloa, Jalisco, Quintana Roo, Tamaulipas, Nuevo León y el Estado de México.

Llegó a ser uno de los objetivos prioritarios en el estado de Guerrero, donde se le culpó de la violencia que se desató a mediados de la década. Fue detenida el 15 de septiembre de 2016.

Finalmente, otra de las féminas vinculadas con el narcotráfico fue Lucero Guadalupe Sánchez, quien era conocida por haber obtenido una diputación local a una edad temprana.

El 4 de noviembre de 2014, mientras gozaba del fuero constitucional que le daba el ser legisladora, fue captada por las cámaras de seguridad de la cárcel de Alta Seguridad de La Palma, en el Estado de México.

Lucero utilizó una identificación falsa para visitar al preso más famoso del lugar: El Chapo Guzmán, al que habría conocido años atrás en una fiesta.

Con el tiempo admitió que la relación que mantuvo con El Chapo fue meramente profesional. Confesó que sostuvo una llamada con el capo, pues le había pedido asesoría ante los presuntos ataques que sufrieron sus hijos menores de edad por los allanamientos de la Marina.

Poco después, el Congreso local le quitó la protección constitucional de la que gozan los legisladores, huyó de Sinaloa y fue detenida en Estados Unidos en 2017, donde pidió asilo político, mismo que le fue negado debido a que en México era buscada por la justicia. Actualmente está detenida en Estados Unidos.

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