Dos de las peores masacres jamás reveladas en México ocurrieron en agosto y septiembre de 2010, la época contemporánea de México no puede mencionarse sin sus altos índices de violencia.
Que en más de una ocasión han dejado huellas imborrables en todo el territorio nacional. Dentro de los múltiples episodios de violencia que vive el país, existe uno que hasta la fecha sigue generando estragos entre los testigos y las autoridades; la masacre de San Fernando en Tamaulipas. Aquel trágico hecho fue una obra del cártel más violento de la década pasada, los pioneros de la tortura y los métodos conocidos como narcomantas y narcomensajes: Los Zetas.
De acuerdo con El País, el método de Los Zetas fue infalible, pues la propagación del terror civil llegó a generar estragos en todos los ámbitos: desde la población pasando por los medios de comunicación, hasta llegar con las autoridades. El punto más crudo y cruel de este grupo delictivo ocurrió a mediados de 2010, el año más violento en la historia moderna de México de acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
San Fernando, lugar de muerte y putrefacción
En agosto de 2010, las autoridades de la Policía Federal fueron alertadas del hallazgo de una gran cantidad de cuerpos dentro de un rancho abandonado.
En aquel lugar ubicado en el municipio fronterizo de San Fernando, al norte de Tamaulipas, se descubrió la masacre de 72 migrantes.
De acuerdo con uno de los sobrevivientes de esta masacre, Los Zetas detuvieron el camión en el que iban escondidos para llegar a Estados Unidos y por sus ‘huevos’, los bajaron del camión, los golpearon, los amenazaron y los comenzaron a matar.
Nos amarraron las manos, nos vendaron los ojos y después nos fueron acomodando formando una U. Primero las mujeres, entre las que se encontraba una embarazada. Nos dijeron que nos calláramos, que no gritáramos, porque nos iban a matar”.
De acuerdo con El Debate, esta masacre hecha por Los Zetas no fue con la finalidad de hacerle daño a los migrantes pero buscaban dejarle un mensaje contundente a los miembros del Cártel del Golfo con quienes tenían una sangrienta disputa por el norte de México.
Durante esa época rondaban los rumores de que los miembros del Cártel del Golfo estaban reclutando migrantes para tener mayor mano de obra contra Los Zetas.
El Alacrán, El Chamaco y El Sanidad los mataron con tiro de gracia calibre nueve milímetros. Cuando se terminó, dormimos normalmente”.
La escena de horror provocó que los medios internacionales fijaran su vista en el entonces presidente de México, Felipe Calderón y su estrategia fallida en contra del crimen organizado que todos los días cobraba la vida de personas inocentes.
Allende, la masacre ‘olvidada’
Si la masacre de San Fernando en Tamaulipas ya generaba miedo a nivel nacional, la desaparición masiva de al menos 300 personas en Allende, Coahuila, provoca horror.
En otro de los municipios fronterizos con Estados Unidos, el país se paralizó en marzo de 2011, cuando se reveló la desaparición de al menos 300 personas entre habitantes y migrantes a manos de Los Zetas.
A pesar de las múltiples versiones que existen sobre esta incógnita, el informe oficial de la Procuraduría General de la República (PGR) reveló que se reportaron 42 desaparecidos en un periodo de 14 meses, 26 fueron entre el 18 y el 20 de marzo.
Durante esa masacre, las autoridades revelaron que en Allende, mataron a varias personas, quemaron sus cuerpos con gasolina, demolieron casas con excavadoras; la Policía estaba amenazada de muerte si intervenían en el ‘ajuste de cuentas’.
Los agentes se involucraron de diferente manera con los criminales. Algunos se hicieron entusiastas cómplices; otros pusieron distancia sin confrontar ni combatir a los delincuentes”.
Por otro lado, expertos en materia criminal señalaron que las masacres de Los Zetas fueron posibles por la complicidad e inoperancia de las autoridades en todos los niveles.
Los gobiernos municipales fueron cómplices de graves violaciones a los derechos humanos, el gobierno estatal de Tamaulipas fue indiferente y el de Coahuila, insuficiente y del Gobierno Federal ni hablamos”.
Actualmente Los Zetas están a punto de extinguirse, pues sus líderes históricos están arrestados y otros fueron asesinados.
Heriberto Lazcano, El Lazca, está muerto y Miguel Ángel Treviño, el Z-40, está encarcelado por lo que ahora el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha tomado su lugar como la organización delictiva más violenta de México.